Si me tengo que quedar con un lugar de la ciudad que me atraiga por su colorido, elijo estos jardines del Castillo de Dublín.
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Este monumento de la luz me cautivó. Las imágenes que veía siempre estaban acompañadas de otros elementos de la calle O'Connell. Me quedo con esta idea, con sus 120 metros de altura de un brillante aluminio, y con este intenso azul de los días soleados de Dublín.
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Llegué a Dublín con la resignación de ver una ciudad apagada, sin luz y sin color. Y me encontré con esto.
Cuando el sol se abre paso entre los frondosos árboles de este parque, en el centro de la ciudad, hay un espectáculo de luz y color que no me quise perder.
Mañana vendrán los cielos grises, la lluvia, pero la niña ya sabe que hay un lugar donde juega entre luces, colores y reflejos dorados.
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Entre tanto hielo y frío del invierno, me cruzo ahora con esta foto del otoño en Dublín, de buenos recuerdos.
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Vuelvo al Stephen´s Green. Los colores de otoño me dejan recuerdos entre arboledas que la naturaleza parece querer ordenar.
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