Declarada Monumento Natural, su paisaje podría haber sido esculpido por el mejor tallista y sin embargo la acción del hombre nunca ha estado presente, sino unas manos onduladas, las del Cantábrico, que de un modo tenaz, ha ido moldeando su aspecto poco a poco, creando templos naturales con tal armonía que algunos parecen auténticas catedrales góticas ¡La naturaleza misteriosa!