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Cuenta la leyenda que...
cuando Miguel Hidalgo dio el Grito de Dolores, se escuchó en todo México y mucho más allá a través del tiempo.
En aquella época un Gigante encaramado en la montaña lo escuchó. Era un campesino solitario, su madre era indígena y su padre criollo.
Pero cuando este Gigante apareció delante del Ejército Rebelde, los hombres tuvieron tanto miedo que para evitar que lo masacraran Hidalgo mandó a colocarlo en un sarcófago y lo escondió en alguna parte en Guadalajara.
No se sabe a ciencia cierta quiénes se encargaron de esta tarea, ya que perecieron en las batallas que sacudían al país.
Numerosos historiadores se interrogan hoy sobre la ubicación de su sepultura.
Cien años más tarde, en 1910, la sobrina de este Gigante, llamada Pequeña Gigante, se instaló en el estado de Morelos, estado que lleva el mismo nombre del ilustre combatiente que continuó la obra de Hidalgo por la Independencia.
Algunos cuentan que viajó para reencontrarse con su tío; otros cuentan que Emiliano Zapata, en una noche de luna llena, habría hablado con ella, pero ningún testigo puede confirmar esta leyenda.
La única persona que vivió este encuentro fue la Pequeña Gigante, que aunque tenía el poder de viajar en el tiempo, nunca tuvo el don de la palabra, en efecto, la Pequeña Gigante no habla.
Pero retiene en sus ojos los estruendos, los remolinos y las esperanzas de la historia de los hombres.
¿Qué dios decidió en este año 2010 precipitar desde el cielo en la Ciudad de Guadalajara un mural hasta ahora desconocido de Diego Rivera para advertir a la Pequeña Gigante que había llegado la hora de reencontrarse con su tío?
Al día siguiente, un bulto fue depositado en una plaza, se trataba de un bloque de hielo que contenía a Xolo, el dios perro de los dientes de obsidiana, dormido y ofrecido como regalo a la Pequeña Gigante.
Algunos días más tarde, cuando el hielo se derritió, el Xolo andaba por las calles y con ayuda de su olfato encontró el lugar del sarcófago. Una vez liberado el Gigante, los tres compañeros desaparecieron con un poco de tierra de México.
¿Será una leyenda susurrada por las montañas, será simplemente una de las historias que Frida Kahlo susurró a los oídos de Diego Rivera para arrullarlo?, ¿se tratará de una quimera dulce y violenta que Orozco percibía en los muros de la Ciudad?
Sea lo que fuere, en las noches de tormenta se puede escuchar todavía la carcajada de “Pancho” Villa retumbando en el cielo de México.
Los Gigantes
La Pequeña Gigante
Sus cabellos y cejas están compuestos por crin de caballo y sus ojos son globos de faroles. Las pestañas están hechas con fibras de escoba. Para la peluca se utilizaron 50 colas de caballo.
La Pequeña Gigante se adornará con trenzas siguiendo el estilo de Frida Kahlo y usará un vestido inspirado en la vestimenta tradicional del estado de Morelos.
Características:
•Altura: 5.50 m.
•Peso: 800 kg.
•Materiales: madera (álamo y tilo) y acero.
•Velocidad de marcha: 2.5 km/h
•Velocidad sobre su patín: 4 km/h
•La manipulan 22 personas.