Después del asunto con Manuela de Toesca, allá por 1786, el acomedido Juan José De Goycoolea Zañartu, se casó en 1799, con María del Carmen Geroda y Vicuña.
Tenía el título de agrimensor, equivalente más tarde, al de ingeniero; en 1802 fue comisionado por el gobernador Muñoz de Guzmán, para practicar un reconocimiento de las obras destinadas al canal de Maipo o Canal San Carlos, junto al coronel Gerónimo Pizana y Muñoz de Guzmán. Sin embargo, por problemas financieros, las obras fueron suspendidas entre 1804 y 1811.
Recordamos que fue discípulo del arquitecto italiano Joaquín Toesca. Entre sus obras está el Palacio de la Real Audiencia, entre los años 1804 y 1807 que vemos en esta fotografía.
Actualmente es el Museo Histórico Nacional.
Confeccionó los planos del cementerio de San Juan de Dios, situado a seis cuadras al sur de la Cañada, frente a la calle de Las Matadas, hoy Santa Rosa, en el año 1805.
En el ámbito político, integró el Bando de los Realistas.
Participó y firmó el Reglamento para el Arreglo de la Autoridad Ejecutiva Provisoria de Chile, sancionado en 14 de agosto de 1811.
Electo diputado propietario por Santiago, en el Primer Congreso Nacional, julio diciembre de 1811.
Fue separado del cargo, el 4 de septiembre de 1811, a solicitud de José Miguel Carrera, que exigió y obtuvo la reducción de los diputados por Santiago, al número de siete.
En un Auto Supremo del 13 de mayo de 1818, se indica que el agrimensor general don Juan José Goycoolea ha sido comisionado para efectuar las demarcaciones y deslindes del nuevo partido de Casa Blanca, desprendido del territorio de Quillota.
El 26 de agosto de 1819 el Senado acordó que se nombrara por el Director Supremo una comisión dedicada al establecimiento de cementerios en todos los pueblos; y entre los miembros de la citada comisión estuvo don Juan José Goycoolea.
Posteriormente desaparece su nombre y no volvió a figurar en la vida pública de la época y no hay información sobre su fallecimiento.
A su vez doña Manuela se reconcilió con Toesca en 1795 para salir del cautiverio en el que se encontraba. Enviudó de él en 1799, pocos meses después que Goycolea contrajera matrimonio con María del Carmen Geroda y Vicuña.
Manuela, a su vez, se casó nuevamente con José Ignacio Santa María González, asimismo constructor y murió pocos años después.
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Napoleón no solo armó un lío bárbaro con los reyes de España, sino también con los de Portugal, que huyeron en distintos barcos a Brasil en 1808. es que el rey y Carlota no se llevaban.
Brasil era una colonia de Portugal. Una vez en Río de Janeiro, la princesa Carlota Joaquina de Borbón, al enterarse de que su hermano estaba cautivo en Francia, se ofreció “desinteresadamente” a cuidarle sus posesiones en el Río de la Plata y el Reino de Chile. Faltaba más de un año para nuestra Primera Junta de Gobierno de 1810, pero todo esto fue preparando el ambiente para ello.
Y empezó a intrigar para lograr sus propósitos. Un grupo de patriotas , casi todos masones, argentinos, algunos ingleses y chilenos incluidos - creyó que si la apoyaba podía, a lo mejor, conseguir la independencia del Río de la Plata. ¿Quiénes? Manuel Belgrano, Nicolás Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes, Antonio Beruti, Saturnino Rodríguez Peña y Manuel Padilla, nuestro conocido doctor J Paroissien, entre otros.
Carlota, que había nacido en 1775, tenía 33 cuando empezó a ambicionar el cono Sur en 1808. En realidad deseaba varios reinos a la vez, España Portugal, Brasil, Las Provincias de la Plata y Chile para empezar.
Para Santiago de Chile envió varias cartas y desde aquí le contestaron lo siguiente:
11 de mayo de 1809 por conducto de don Federico Dowling, correo de gabinete
14 de agosto de 1809
Señora, la carta de V. A. de 11 de mayo, que acaba de recibir esta Audiencia, obliga al más humilde reconocimiento, por las afectuosas expresiones con que se digna V. A honrarla.
Sus ministros han leído con el más profundo sentimiento de su corazón, la copia que tuvo la bondad V. A. de incluirle, de las instrucciones dadas al inglés Paroissien por el Doctor Saturnino Rodríguez Peña, cuya memoria desearía se borrase de la de los hombres, para que no quedase la del más sacrílego intento, cual es el de una conjuración con objeto de independencia y nuevo Gobierno.
Tanto es el amor y fidelidad que manifiestan todos los habitantes de este reino, a su más digno soberano el señor don Fernando Séptimo, que no puede darse intriga ni seducción capaz de desviar un momento la resolución de sacrificar sus vidas en su obsequio. V. A. dígnese de creerlo así, y que esta Audiencia será incesante en fomentar cuanto esté de su parte tan justos y obligatorios sentimientos.
¡Ojalá tuviera arbitrios V. A. de comunicarlos a nuestro idolatrado monarca, su más caro hermano el señor don Fernando Séptimo, no para inclinarlo a recompensa alguna que no apetece esta Audiencia, sino únicamente para que la noticia de lealtad y amor, y de éstos sus más obedientes vasallos, consolase de algún modo las amarguras que le hace sufrir la más infame de las perfidias!
!Quiera el cielo acabar de castigarla condignamente, y restituir a su merecido solio al Rey más amado de sus vasallos, para que así V. A. y familia Real consigan la alegría, que con tanta razón anhela, y la monarquía toda su mayor fortuna!
Estos son, señora, los votos continuos y sinceros que envía al cielo esta Audiencia unidos al de la prosperidad y dilatación de la preciosa vida de V. A. por muchos años. Santiago de Chile, y agosto 14 de 1809. Señora, a los reales pies de V. A., Serenísima.
José de Santiago Concha.- Juan Rodríguez Ballesteros.- José Santiago de Aldunate.-
Manuel Irigoyen.- Félix Francisco Baso y Berri.
A la Serenísima Señora Doña Carlota Joaquina de Borbón, Infanta de España y Princesa del Brasil.
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Palacio de la Real Audiencia y Cajas Reales, tambien llamado Palacio de la Independencia (1609),
En 1808, se inaugura el palacio, de estilo neoclásico, obra del arquitecto Juan José de Goycolea y Zañartu, instalado frente a la Plaza de Armas de Santiago de Chile. Alberga, desde 1982, al Museo Histórico Nacional de Chile.
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Fue uno de los gobernadores españoles más importantes que presidieron el Reino de Chile, dado que en su gobierno florecieron notablemente la cultura, la salud, las artes y se realizaron innumerables obras públicas.
Fue un oficial de marina de la Real Armada Española. Participó en la campaña de Marruecos y luego en los conflictos de España con los portugueses en el Brasil. En 1779 tomó parte en las acciones contra las naves inglesas en el asedio a Gibraltar, mérito que le valió ser ascendido a capitán de navío. En 1791, el Rey de España le nombró presidente de la Real Audiencia de Quito, cargo que desempeñó hasta 1796, cuando renunció. Luego se estableció en Lima.
Ahí estaba en 1801, cuando recibió la noticia de su nombramiento como Gobernador de Chile, que asumió en enero de 1802.
Se caracterizó por los adelantos en materia de obras públicas. Muñoz de Guzmán ordenó empedrar las calles de la ciudad de Santiago, y le correspondió inaugurar varias obras públicas que habían sido iniciadas en mandatos anteriores, tales como el edificio de la Casa de Moneda de Chile, el palacio de la Real Audiencia y las Cajas Reales.
En el mismo campo ordenó la construcción en Santiago del Canal San Carlos, la obra de riego más importante de la colonia que quedó inconclusa en 1804.
En 1805 y faltando algunas terminaciones, el Gobernador Luis Muñoz de Guzmán dio por inaugurada la Real Casa de Moneda de Santiago de Chile, considerado por algunos especialistas como el mejor y más armonioso edificio civil de la América Colonial.
En materia de salud, bajo su gobierno se trajo desde Argentina y se empezó a utilizar la vacuna contra la viruela (1805), enfermedad que en esa época era mortal.
Cuando Grajales llegó a Chile en diciembre de 1807, comprobó que desde 1805 se vacunaba contra la viruela por fray Pedro Manuel Chaparro, secundado por el Regidor Nicolás Matorras.
Sin duda lo que más ganó el corazón de los chilenos fue su peculiar estilo de gobierno. Luis Muñoz de Guzmán estaba casado con Luisa Esterripa, una notable dama de honor de la Reina de España. Ambos gozaban de una alta reputación en materias culturales y musicales. El palacio del gobernador se abrió a la alta sociedad santiaguina de la época y la pareja frecuentaba las más distinguidas residencias de la capital. A instancias del gobernador se fundó una sociedad de literatos. Doña Luisa, por su parte, promovió en Chile el teatro y la música, así como otras costumbres, como los viajes a la playa en verano.
Vemos el Retrato del Gobernador Luis Muñoz de Guzmán perteneciente al Museo Histórico Nacional, Chile (Fotografía: Ormeño, L. 2016. Archivo CNCR).
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LLegó con la invasión hispana en el segundo viaje de Colón. Para los españoles esto era de antaño, En 1478, los Reyes Católicos recibieron la autorización del papa Sixto IV para fundar y dirigir la Inquisición en Castilla, que pronto se extendió también a Aragón.
Desde el primer momento, la Inquisición se constituyó en arma política de la Corona, que procedió a uniformizar a la población desde el punto de vista religioso. Se instalaron Tribunales en Mexico y LIma en 1569.
Con altibajos y un refrescante paréntesis napoleónico, la institución estaría activa en España hasta 1834. En Chile afortunadamente su vigencia fue menor y su alcance sólo sobre los españoles. Por estos lados teníamos el Comisario de Santiago, no funcionó aquí el Tribunal y sólo actuaban comisarios que, con el auxilio de notarios, .familiares ). Alguaciles recibían las denuncias, realizaban las primeras indagaciones y remitian en seguida el expediente a Lima, dende se seguía y fallaba el proceso y se aplicaban las penas.
El miedo a ser delatado llevó a las autoinculpaciones masivas y absurdas, así como a delaciones muchas veces basadas en meros rumores. Era la victoria del terror psicológico, que llevaba a confesar cualquier cosa, aunque no fuese verdad, con tal de no ser inculpado por otra con consecuencias mucho peores.
Los primeros años de vida de la Inquisición, hasta 1520, fueron los más sangrientos, centrados en la persecución de falsos judeoconversos.
Es imposible cuantificar con exactitud las víctimas de la Inquisición en la península o América. La historia de esta organización en Chile la conocemos por José Toribio Medina.
Un historiador español, Juan Antonio Llorente habló, en el siglo XIX, de 350.000 causas y casi 32.000 ejecutados. Los trabajos más recientes, basados en el estudio de los archivos que se conservan, apuntan a unos 150.000 procesos y 5.000 víctimas mortales como máximo. De estas, unas 3.500 fueron condenadas por judaísmo y el resto por mahometanismo, protestantismo y otras herejías.
Tampoco las torturas eran generalizadas. Se calcula en un dos o tres por ciento los procesados que las sufrieron. Las muertes avergüenzan al margen de la exactitud de los números, pero, situadas en su contexto histórico, no son comparables a ningún genocidio. Sólo fue el reinado del terror. La orden de la Merced la llevaba.
En Chile, sólo se conocen tres procesos tramitados por el comisario de Santiago, todos ellos anteriores a 1587: Francisca de Escobedo y otras mujeres acusadas de practicar hechizos y haber tratado con indios sobre estas cosas; Juana de Soto culpada por hechizos y supersticiones y Diego Mazo de Alderete incriminado por quiromancia y decir blasfemias. Por diversas razones, ninguno de estos procesos acabó en sentencia.
Los abuelos de la Quintrala.
Diferente fue el caso de María de Encío, casada con Gonzalo de los Ríos, abuelos paternos de La Quintrala, quien fue encarcelada con secuestro de bienes por el Santo Oficio en 1579, acusada de diversos delitos.
Aunque negó la mayoría de ellos, confesó que en su juventud había pedido a una india que le diese algo para que su marido la quisiera, pues éste tenía algunos amoríos; que anduvo trayendo una raíz guardada en su pecho hasta que su confesor le dijo que era pecado; que leía la palma de sus manos, aunque sólo conocía la línea de la vida y que había consultado a una india para saber si su hijo que se había perdido en la guerra, estaba vivo o muerto.
Los demás cargos no pudieron ser probados al demostrarse que quienes habían testificado en su contra y el juez que había iniciado el proceso, eran enemigos suyos. Fue condenada a abjurar de levi (abjuración a la que se recurría en casos en que los indicios de culpabilidad eran leves) en la sala de la Audiencia, a pagar mil pesos ensayados y otras penitencias espirituales.
En el siglo XVIII, sólo se tiene noticias de un esclavo de un convento mercedario de Chimbarongo, que hacía magia amorosa con hierbas, y de una zamba que en Santiago adivinaba la suerte de sus clientas con los hombres mediante el humo del cigarro. Esta última fue condenada a abjurar de vehemente (abjuración utilizada en casos en que existían fuertes indicios de culpabilidad) y desterrada a Valdivia durante diez años.
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