Fluidr
about   tools   help   Y   Q   a         b   n   l
User / santiagonostalgico / Sets / Cuartel San Pablo en Teatinos
10 items

N 3 B 7.4K C 2 E Aug 7, 2006 F Jan 2, 2019
  • DESCRIPTION
  • COMMENT
  • O
  • L
  • M

CENFOTO - Universidad Diego Portales

en esta epoca se le han caido los baluartes, pero es el mismo cuartel. Fue conocida tambien como plazuela Ecuador, ahora ha pasado por malos tiempos y es casi el antejardin de un edificio.

En 1933 a la separación de Carabineros y el Servicio de Investigaciones, el cuadrante fue dividido en tres partes. Hacia Balmaceda entregado a Gendarmería para ser destinado a la Cárcel Pública y tribunales de justicia. El sector de General Mackenna entregado a la Dirección General del Investigaciones, Identificación y Pasaportes y el sector de San Pablo a Carabineros. En 1934, se derribaron las antiguas construcciones de adobe de los viejos cuarteles policiales y se construyeron en General Mackenna, dos edificios gemelos, uno ocupado como Cuartel General de Investigaciones y el otro, al Servicio de Registro Civil, Identificación y Pasaportes, ambos terminados de construir en 1936.

Entre los numerosos establecimientos que poseían los jesuitas en la capital a 1767 se encontraba el colegio de San Pablo ubicado en la actual calle de ese nombre.
La Junta lo aplicó a colegio de araucanos y más tarde fue destinado a cuartel de un regimiento de infantería. Este es el origen de este edificio que vemos. Aquí tuvieron detenido a Manuel Rodríguez antes de su asesinato.

N 5 B 958 C 2 E Jun 29, 1973 F Sep 6, 2015
  • DESCRIPTION
  • COMMENT
  • O
  • L
  • M

El Tanquetazo o Tancazo fue una sublevación militar en contra del gobierno socialista de la Unidad Popular del presidente Salvador Allende, en Chile.
Ocurrió el 29 de junio de 1973, y fue liderado por el Teniente Coronel Roberto Souper, del Regimiento Blindado Nº2. Se le denominó "Tanquetazo" porque en la sublevación se usaron primordialmente tanques y carros de combate pesados. La sublevación fue sofocada con éxito por los soldados leales al Comandante en Jefe del Ejército, Carlos Prats.

Orígenes
A principios de junio de 1973 el alto mando de las Fuerzas Armadas chilenas había perdido toda confianza hacia el gobierno de la Unidad Popular del Presidente Salvador Allende.

El "Tanquetazo"
En la mañana del 29 de junio de 1973, el Teniente Coronel Roberto Souper se presentó en el Regimiento Blindado Nº2. Souper acababa de saber que lo relevarían de su mando por ser parte en la conspiración, y sería reemplazado por el Teniente Coronel Uros Domic. al llegar, comprobó que durante las horas previas los oficiales subalternos habían alistado la unidad.
Estos oficiales le dieron a elegir entre liderar la acción planificada o ser arrestado, eligiendo Souper lo primero. El oficial salió en una columna de dieciséis vehículos armados, incluyendo tanques M41 Walker Bulldog, y más de ochenta soldados.
La columna avanzó rápidamente por la Avenida Santa Rosa, con dirección a Santiago centro. En su recorrido los tanques respetaron los semáforos, y uno de ellos se detuvo a recargar combustible en una estación de servicio -incluso pagándole al bencinero-.

La columna de tanques cercó el Palacio presidencial de La Moneda y el edificio del Ministerio de Defensa, apenas separados por la Plaza de La Libertad y la Alameda.

A las 8:58, los tanques abrieron fuego contra estos edificios. El palacio de gobierno recibió alrededor de 500 impactos de bala, mientras que la Guardia de Palacio, que disponía de armamento automático, disparó 480 balas de calibre 7,62 mm.

Los tanques sólo dispararon sus ametralladoras y no sus cañones, ya que los frenos de retroceso de éstos no disponían del líquido necesario.

Un tanque irrumpió en la entrada principal del Ministerio, y con sus armas comenzó un ataque intenso contra las oficinas, con el objetivo de rescatar al capitán Rocha, uno de los detenidos a raíz de la conspiración.

El Sargento Rafael Veillena, de la Segunda División de Ejército, fue asesinado cuando miraba hacia afuera en su ventana del noveno piso. La ráfaga de las ametralladoras y de los tanques aterró los trabajadores y los empleados en el área, que a esa hora hacían sus trabajos. Una de estas balas mató a una mujer que trabajaba en la sede principal del Banco del Estado.

En la calle Agustinas, el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen filmó su propia muerte a manos de un grupo de soldados sublevados. Las tropas leales Inmediatamente al conocer la noticia, el general Sepúlveda Squella llamó a Guillermo Pickering, comandante de los institutos militares, solicitando a tropas leales sofocar la rebelión. Después de asegurar a estas tropas, llamó al Comandante en Jefe del Ejército de Chile, General Carlos Prats, ya con un plan listo para neutralizar a las fuerzas de Souper.

El General Prats lo aprobó inmediatamente y, pocos minutos más tarde, el general Sepúlveda Squella comenzó a colocar sus propias tropas.

Durante la mañana, Salvador Allende habló por radio al pueblo de Chile desde su residencia presidencial en la calle Tomás Moro de Santiago. A las 9:30, el presidente anunció su decisión de defender el gobierno constitucional contra un golpe de estado.

Allende habla por cadena radial: Un sector sedicioso se ha levantado. Es un pequeño grupo de militares facciosos que rompen con la tradición de lealtad. El Blindado Nº 2 dispara contra La Moneda. La guardia de palacio hace frente. Prats tomó las disposiciones necesarias. Llamo al Pueblo para que tome las industrias, pero no para ser victimados. Que el Pueblo salga a la calle, pero no para ser ametrallado. Que lo hagan con prudencia con cuanto elemento tengan en sus manos. Si llega la hora, armas tendrá el pueblo. Pero yo confío en las Fuerzas Armadas leales al gobierno.

Salvador Allende Allende posteriormente se instalaría en la Dirección General de Carabineros, desde donde impartía órdenes.Mientras tanto, el general Prats fue a visitar a todos los regimientos militares próximos a Santiago para asegurar su ayuda contra el motín.

El general encontró una cierta resistencia en la Escuela de Suboficiales, pues algunos de ellos no deseaban disparar contra compañeros de armas. Prats les expresó que era “una orden”, pues como Comandante en Jefe del Ejército tenía el deber de reprimir el movimiento sedicioso contra el gobierno, y los oficiales debían obedecerle. Después de un breve momento de indecisión, deciden apoyarlo, y a las 10:30 las unidades salen del cuartel. El General Prats condujo su automóvil hacia La Moneda, pensando que no era lógico que el Batallón Blindado Nº2 estuviera solo en su aventura; por lo menos parte de otras unidades podían estar comprometidas o a la expectativa del resultado inicial.

De hecho, en la Escuela Militar, un grupo de alumnos le propuso al entonces teniente Miguel Krassnoff que se plegaran al levantamiento Si no se lograba solucionar la situación, otras unidades se podrían plegar y la confusión provocaría reacciones en provincia, además de enfrentamientos entre las manifestaciones populares y acciones de elementos de izquierda y derecha.

Prats se propone sofocar el motín antes de mediodía.

El General Prats salió de su coche cerca del palacio presidencial llevando un subfusil Thompson. Una gran cantidad de curiosos se había juntado cerca de La Moneda, mirando nerviosos el movimiento de tropas. El Coronel Julio Canessa llegó con las fuerzas de la Escuela de Suboficiales, y Prats pidió que se desplegaran sus hombres y que emplazara artillería pesada por la Alameda.

Prats realiza “un riesgo calculado”, decidiendo hablar directamente con los soldados amotinados en un esfuerzo por evitar un enfrentamiento. Tomando esta línea de conducta, Prats intentó prevenir una confrontación larga con víctimas militares y civiles innecesarias. Según sus Memorias, Prats narra: “Decido avanzar, entonces, acompañado solo por el Subdirector de la Escuela, Teniente Coronel Osvaldo Hernández, por el Capitán Roger Vergara y el sargento Primero Omar Vergara. El Capellán Villaroel, muy conmovido, nos da la absolución”.

Prats detiene el golpe
A las 11:10, Prats y sus hombres se encaminan resueltamente hacia el tanque más próximo a ellos. El comandante del tanque apunta con su ametralladora, pero no dispara. Prats le ordena bajar del tanque e identificarse, indicando que cumpla sus órdenes y se rinda a los efectivos de la Escuela de Suboficiales. Sucesivamente se repite esta acción con los otros tanques y carros de combate, hasta que al llegar al tanque del Teniente Garay, éste se resiste a cumplir las órdenes de Prats, retrocediendo y apuntando al General. En ese momento, el Mayor Osvaldo Zavala salta por detrás de Garay apuntándolo en la sien y lo desarma.

El rescatado capitán Rocha asumió el mando de los sublevados y se enfrentó a efectivos del Regimiento Tacna, siendo herido.
Algunos de los tanques huyeron, pero Souper con un grupo de tanques y carros se mantuvo al sur de la Moneda. Sin embargo, después de la llegada de refuerzos del Regimiento de Infantería N° 1 “Buin” conducidos por el general Augusto Pinochet, Souper huye en su tanque hacia el sur de Santiago, seguido por sus hombres.

Prats ingresa a La Moneda y cruza hacia la puerta principal del lado norte; al ver a Prats, Pinochet lo abraza. El General Pickering había despejado a los rebeldes del sector occidental del palacio presidencial.

Salvador Allende llega a La Moneda cerca del mediodía, siendo recibido por el General Prats. El "tanquetazo" había terminado.

El relato de Prats
"El viernes 29 de junio -contra mi costumbre- me quedo dormido luego que suena el despertador a las 6:30. A las 09:00, me despierta el teléfono privado, junto al velador. El Secretario General de la Comandancia en Jefe, Coronel Rigoberto Rubio, me advierte desde su oficina que el Batallón Blindado se ha sublevado y los tanques están atacando La Moneda y el Ministerio de Defensa.
Le ordeno que se mantenga en contacto con el Jefe del Estado Mayor, General Pinochet, con el General Urbina y con el Comandante General de la Guarnición, General Mario Sepúlveda, mientras yo me traslado a la Escuela Militar a tomar contacto con el Comandante de los Institutos Militares, General Guillermo Pickering.
En 10 minutos estoy en la Escuela Militar, dónde me reúno con el General Pickering y el Director de la Escuela, Coronel Floody.
Pickering me explica que ya había coordinado con el General Sepúlveda un plan de acción de las unidades y escuelas para sofocar el levantamiento. Hablo telefónicamente con el General Sepúlveda, y me confirma las medidas adoptadas las que apruebo. Entre éstas, se había asignado al Regimiento "Tacna" la misión de apoderarse del cuartel de Santa Rosa, lo que impediría al Blindado reabastecer los tanques empleados en el centro.

Hablo a mi oficina de la Comandancia en Jefe, para que se encomiende al General Pinochet o Urbina mantener el enlace con las guarniciones de provincias y -pensando en la situación especial del Regimiento "Tacna", sede del "acuartelamiento" de Viaux- decido trasladarme a esa unidad, para confirmarle personalmente la misión que le había impartido el General Sepúlveda.

Cuando voy saliendo de la Escuela Militar, llega el Ministro de Defensa, José Tohá, a quien informo de las disposiciones dictadas y le pido que se las comunique al Presidente.

Viajo a la mayor velocidad al Regimiento de Artillería Nº1 "Tacna", acompañado por una escolta de la Escuela Militar. Allí compruebo que la unidad está saliendo a cumplir su misión de apoderarse del cuartel del Batallón Blindado 2.

EL Comandante del Regimiento, Coronel Joaquín Ramírez, me expresa que la unidad ejecutará su misión sin vacilaciones. Tranquilo por el rápido inicio del cumplimiento de esta parte del plan de acción me traslado, entonces, al cuartel de la Escuela de Suboficiales, ubicada en el antiguo edificio de la Escuela Militar, colindante al "Tacna". La actuación de la Escuela de Suboficiales es fundamental, porque este fuerte instituto tenía la misión del ataque inicial contra los amotinados, por el costado sur de La Moneda, y era muy importante la rapidez de la maniobra. Entro a la Escuela por la puerta trasera, y a llegar al Patio de Honor, puedo percatarme que las unidades están formadas y amunicionándose. Quiero despejar toda duda. Por eso, cuando el Director, Coronel Julio Canessa, ordena "¡alto!" y me da cuenta de la Escuela, expreso en voz alta que infortunadamente el Batallón Blindado 2 se ha sublevado, está atacando La Moneda y el Ministerio de Defensa Nacional y que nuestro deber es reprimir a los amotinados contra el Gobierno Constitucional.

En seguida me dirijo a la oficina del director, con el propósito de ver salir a la Escuela a cumplir su misión. En ese momento, se me presenta el Coronel Canessa, quién, muy alterado, me expresa que los oficiales no quieren salir, pero que él lo hará con los suboficiales y tropas que lo sigan. Le ordeno que reúna a los oficiales frente a su oficina y les pido que me expliquen su actitud. Un mayor me expresa que ellos no está en rebeldía, pero que no desean disparar contra sus compañeros. Otro oficial me dice que tiene un hermano entre los oficiales del Batallón Blindado. Les expreso que es "una orden" de la que yo soy el responsable exclusivo, porque como Comandante en Jefe tengo el deber de reprimir el movimiento sedicioso contra el gobierno, y que ellos -a su vez- tienen el deber de obedecerme. Los que no quieran hacerlo es porque están comprometidos con los amotinados y, en tal caso, es mejor que me maten, porque yo iré a defender La Moneda encabezando a los que quieran seguirme.

Tras vacilar brevemente, los oficiales se comprometen a cumplir su misión y las unidades empiezan a salir del cuartel poco después de las 10:30.

Yo salgo en mi auto, avanzando por la calle Dieciocho, delante de los infantes de la columna que encabeza el Coronel Canessa. Durante el recorrido de las cuadras hasta la Avenida Bernardo O'Higgins, comprendo con claridad la situación que se vive. No era lógico suponer que el Batallón Blindado 2 estaba sólo en su aventura. Por lo menos parte de otras unidades debían también estar comprometidas o a la expectativa del resultado inicial.

También había que considerar la reacción de las guarniciones de provincia. Luego, si no lograba dominar rápidamente la situación, corría el riesgo de que al Batallón Blindado se plegaran otras unidades y la confusión podría provocar reacciones en provincia.

Además, surgía el grave peligro de que la prolongación del enfrentamiento desatara manifestaciones populares en defensa del gobierno, y acciones violentistas de los grupos extremistas de izquierda y de derecha, lo que podría crear una confusa situación de caos generalizado.

Me propongo, entonces, usar todos los recursos para sofocar el motín antes de mediodía. Media cuadra antes de llegar a la Avenida Bernardo O'Higgins, recibo un llamado telefónico a mi auto, del Secretario General, Coronel Rubio, quien me expresa que se ha presentado el Teniente Gasset, del Batallón Blindado 2 a la Comandancia en Jefe, a expresar que han sido engañados. Le respondo que lo retengan y que el General Urbina esclarezca su versión.

En la esquina de Dieciocho con la Avenida Bernardo O'Higgins, me bajo del auto, portando la subametralladora Thompson y avanzo hacia el este por la calzada sur, hasta la esquina de Lord Cochrane, donde espero al Coronel Canessa y a su columna. Ya se había congregado numeroso público que observa nerviosamente los movimientos de la tropa. La mayoría aplaude, presumiendo que se trata de efectivos leales al gobierno.
Ordeno al Coronel Canessa que despliegue a la Escuela a lo ancho de la avenida y emplace las armas pesadas, mientras yo avanzo para hablar con los amotinados. Es un riesgo calculado inevitable dentro del plan que me he trazado, porque si me limito a esperar el ataque de la Escuela, el combate podría prolongarse , con los peligros que había previsto: un volcamiento de la situación.

Además, el poder de fuego de las armas pesadas y de los tanques, iba a causar muchas bajas, tanto en las tropas como entre los numerosos curiosos civiles, ya que era difícil hacerlos despejar la zona bajo la eventual acción del fuego.

Decido avanzar, entonces, acompañado sólo por el subdirector de la Escuela, Teniente Coronel Osvaldo Hernández, por el Capitán Roger Vergara y el Sargento Primero Omar Vergara. El Capellán Villarroel, muy conmovido, nos da la absolución. Nos encaminamos resueltamente hacia el tanque más próximo, ubicado cerca de la esquina de Teatinos con la Avenida Bernardo O'Higgins.

El Comandante del tanque nos apunta con su ametralladora, pero no dispara. Le ordeno bajar e identificarse, y le digo que debe cumplir mis órdenes y que se entregue a la Escuela de Suboficiales. Sucesivamente repito mi gesto con otros tanques y carros de combate, ubicados en el lado sur de La Moneda. Al llegar donde se encuentra el Teniente Garay, éste se resiste a cumplir mi orden y retrocede, preparando su arma para dispararme. En ese mismo momento, avanza providencialmente a encontrarse conmigo mi ayudante, el Mayor Osvaldo Zavala, quien, al observar la actitud de Garay, salta por detrás de él, le pone la pistola en la sien y lo desarma. Acto seguido, continuamos exigiendo la rendición de los tanques y carros ubicados al sur de La Moneda.

Algunos huyen en dirección al sur, en vez de rendirse . En esos momentos se acercan a mí el Almirante Montero y el General Ruiz , que venían del edificio del Ministerio de Defensa Nacional a expresarme su adhesión. Los informo rápidamente de lo ocurrido.

Queda sólo por lograr la rendición del Comandante Souper, quien, con un grupo de tanques y carros, permanece en el lado norte de La Moneda. Envío al Mayor Zavala, llevando como rehén al teniente Garay, para decirle que se entregue, porque su levantamiento ha fracasado.

Zavala es víctima de una celada: la gente de Souper rescata al Teniente Garay. Zavala regresa, diciéndole previamente a Souper: "¡Dispárenme aquí!", mostrando la nuca. No se atreven a detenerlo ni a dispararle, y luego Souper avanza a toda velocidad por Teatinos en dirección sur, seguido por otros tanques y carros. Pasa por mi lado, con el rostro desencajado y la mirada perdida, sin que yo logre detenerlo.

Ordeno, entonces, que avance la Escuela de Suboficiales y tome el control del sector sur de La Moneda. Se produce un nervioso intercambio de fuego con individuos ubicados en la torre Entel y en otros edificios circundantes.

Hago abrir la puerta sur de La Moneda y cruzo por el interior, hasta la puerta principal del costado norte, que también hago abrir. En ese momento alcanzan la calzada de la calle Moneda, frente a la puerta principal del Palacio de Gobierno, efectivos del Regimiento "Buin", que tenían la misión de atacar a los amotinados desde el norte. Los encabeza el General Augusto Pinochet, Jefe del Estado Mayor General del Ejército, en uniforme de combate, y el Coronel Geiger, comandante de la unidad. Pinochet me abraza.

Se efectúan algunos registros en edificios públicos, desde donde se dispara, pero al mediodía la situación está controlada. Pronto llega el Presidente, a quién espero en la puerta principal de La Moneda, mientras aún se oyen disparos aislados. Lo informo rápidamente de todo lo sucedido y me dirijo a mi oficina del Ministerio de Defensa Nacional.

En Morandé me encuentro con la columna que encabezan el Ministro Tohá y el General Picjkering. Este último había despejado el sector al oriente de Morandé, donde permanecían algunos efectivos del Batallón Blindado 2.

En mi oficina me informo de otros pormenores de la acción. La fracción del Batallón Blindado 2 que atacó temprano el Ministerio de Defensa Nacional, no ingresó al edificio, pero rescató al Capitán Rocha de las dependencias de la Compañía de Guardia, que se encontraba allí detenido por el sumario en trámite. En el cuartel de Santa Rosa, este capitán tomó el mando de los efectivos acuartelados y resistió rendirse al "Tacna", siendo herido cuando se intentó tomarlo prisionero. El "Tacna" efectuó algunos disparos contra los muros del cuartel. Souper recorrió desorientado con su columna el sector oriente de Avenida Matta y finalmente decidió ingresar violentamente al cuartel, que estaba rodeado de los efectivos del "Tacna".

Momentos más tarde, ante la conminación que le hiciera su Comandante de División, General Sepúlveda, se rindió a él y entregó su unidad al Coronel Ramírez, sirviendo de interventor el General Bonilla, a quien designé para ese fin.

Se inicia el proceso judicial correspondiente y, paralelamente, yo designo Fiscal Administrativo al General Raúl Benavides para determinar las responsabilidades disciplinarias, a fin de aplicar a la brevedad las sanciones a los ocho cabecillas militares del frustrado motín. Dios me había inspirado y dado fortaleza de ánimo, para enfrentarme al difícil trance. La circunstancia providencial de que a las nueve de la mañana no hubiera estado en mi oficina -a la que normalmente llegaba entre las 8:00 y las 8:15-, me permitió actuar directamente y ganar el tiempo precioso que evitó la propagación de la conjura.

La decidida y oportuna acción de los generales Mario Sepúlveda y Guillermo Pickering, fue determinante para que abortara un amotinamiento en el que, presumiblemente, había comprometidos de jerarquía.

Los cinco principales cabecillas del movimiento de extrema derecha "Patria y Libertad" -Pablo Rodríguez, John Schaeffer, Benjamín Matte, Manuel Fuentes y Juan Hurtado- se asilan en la Embajada de Ecuador, desde donde dan a conocer un comunicado, reconociéndose como promotores del levantamiento y proclamando que habían sido "traicionados".

La más grave secuela del motín fue el robo de ametralladoras pesadas y municiones desde los almacenes del Cuartel Santa Rosa, acto efectuado por elementos de "Patria y Libertad" durante la noche del jueves al viernes, mientras los tenientes René López, Edwin Dimter, Antonio Bustamante, Mario Garay, Carlos Martínez y Raúl Jofré, alistaban los efectivos y el material para iniciar su aventura, con la complicidad del Teniente José Gasset Ojeda, hermano de un directivo de aquel grupo extremista. Este oficial se asiló posteriormente en la Embajada de Paraguay y yo pedí al gobierno que a él no le extendieran salvoconducto, mientras no aparecieran las peligrosas armas y municiones robadas del Blindado. Y se lo hice saber a través del S.I.M, para que gestionara su pronta devolución si es que quería salir del país.

El gobierno resuelve ese día viernes 29 pedir al Congreso Nacional la implantación del Estado de Sitio y a las 19:00 se realiza una gran concentración pública en la Plaza de la Constitución, frente a La Moneda, en la que habla el Presidente. Los Comandantes en Jefe somos citados previamente a La Moneda y el Presidente nos pide sucesivamente que nos asomemos al balcón junto a él, lo que en es momento no pudimos eludir, ya que habríamos preferido no exhibirnos en ese acto, después de los trágicos sucesos del día. Supe que algunos oficiales habían censurado "nuestra presencia en un acto político". Sin embargo, la intención del Presidente con ese gesto era precisamente diluir el sentimiento de aversión popular contra la totalidad de las F.F.A.A."

Las consecuencias

Souper se entregó en la tarde de ese día, después de que unidades del regimiento “Tacna” cercaran el batallón en el que se refugió. Otros oficiales militares implicados eran René López, Edwin Dimter, Antonio Bustamante, Mario Garay, Carlos Martínez, Raúl Jofré y José Gasset. Durante la tarde del día 29, el Presidente Allende convocó a una manifestación frente al Palacio de La Moneda. Salió al balcón acompañado de los tres Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, lo que generó una molestia generalizada entre los demás uniformados. En la ocasión, Allende dijo: Rindo homenaje a la fuerzas leales del Ejército de Chile, de la Armada Nacional y de la Aviación. Rindo homenaje a cinco civiles que perdieron su vida, como consecuencia de la actitud artera, antipatriota, contraria a la doctrina de las Fuerzas Armadas, del grupo insurgente.

Salvador Allende
El mismo día, Allende solicitó al Congreso autorización para declarar a todo o parte del territorio nacional bajo Estado de Sitio por hasta seis meses. Días después solicitó en una reunión del Consejo Superior de Seguridad Nacional la renuncia del General director de Carabineros, José María Sepúlveda, a quien responsabilizaba de que a la Guardia de Palacio y la Escuela de Carabineros no se les hubiera ordenado combatir a los sublevados, aún cuando Sepúlveda se encontraba en esos días en Europa en viaje oficial. Se le convenció de que esperara su regreso y finalmente no se le pidió la dimisión.

Entre las medidas de seguridad adoptadas con posterioridad al hecho, se propuso que la Guardia de Palacio dispusiera de armamento antiblindaje. El mismo día 29, la sede de El Mercurio fue allanado por personal de la Policía de Investigaciones.
Rato después, frente al edificio se concentraron varios grupos pro-UP, que debieron ser dispersados por Carabineros. Alentados por el Presidente Allende y por la CUT, los dirigentes de los cordones industriales tomaron más de 350 fábricas. Menos de tres meses después, ocurrió el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 liderado por Augusto Pinochet, el cual sí consiguió derrocar al gobierno de Allende.

N 3 B 6.9K C 2 E Jul 26, 2013 F Jul 26, 2013
  • DESCRIPTION
  • COMMENT
  • O
  • L
  • M

Hasta que lo encontré, el plano de planta del Edificio del Palacio del Real Tribunal del Consulado, concluído en 1801 y en el que funcionó la Biblioteca Nacional desde 1886 hasta 1926
apuesto a que nadie se acordo de eso para el Bicentenario. Pero tu ya lo sabes.
Llegó el día 18, señalado para la instalación de la Junta; cubrió toda la Cañada, desde San Diego hasta San Lázaro, que hay 5 cuadras de distancia, y la plazuela del parque de Artillería, el regimiento al mando de su Coronel don Pedro Prado, impidiendo toda entrada a lo interior, principalmente de gente sospechosa. El otro regimiento del Príncipe, al mando de su Coronel Marqués de Montepío se distribuyó en diferentes puntos; tres compañías se colocaron en las cuatro calles que dan entrada al Tribunal del Consulado y otra al frente en la plazuela del mismo Consulado; la compañía de Dragones de la Reina ocupó la cuadra que hay del Consulado a la plaza mayor, teniendo a la frente una compañía de milicias disciplinadas de Infantería. El resto de las demás del regimiento de Caballería del Príncipe se distribuyeron en la guardia del cuartel de San Pablo, y rondas por todas las calles de la ciudad.

El regimiento de Infantería del Rey, guarneció toda la plaza mayor, y una de sus compañías la plazuela del Consulado. En este mismo punto estuvo don Juan Miguel de Benavente con su compañía de Dragones de Penco, teniendo al frente al Comandante de Armas don Juan de Dios Vial y los dos Ayudantes mayores de plaza. Todas las calles de dicho Tribunal, la puerta exterior, e interior, estaban con centinelas dobles y he aquí el prospecto formidable de fuerzas con que se atimidó al honrado y fiel pueblo de Santiago de Chile, y la razón porque la fuerza le vino a dar la ley. Todo era necesario para sofocar la lealtad de tantos que oprimidos así, desmayaron, llamándose a silencio para el caso irremediable.

Tenía orden de permitir entrada a la plaza a los que presentaban a los centinelas la boleta o papel de convite, y no dejar entrar a persona alguna, por conocida que fuese, sin ese requisito. Así se hizo la convocación de vocales en la sala del Consulado, donde reuniéndose el señor Presidente con su secretario Doctor Argomedo y Procurador General, rompió el señor Presidente la voz, diciendo al Congreso: “aquí está el bastón, disponed de él y del mando”; y volviendo la cara a su secretario, le dijo: “Significad al pueblo lo que os tengo prevenido”. Al instante dirigiendo la palabra al Congreso, expuso que el Muy Ilustre señor Presidente abdicaba el mando en manos del pueblo, para que dispusiera del mejor modo que les pareciere, sobre cuyo particular hizo una breve exposición, haciendo ver cuál era la intención del jefe, y el fin a que se dirigía que no era otro que el de la Junta, y se deja entender que cuanto dijo el jefe y su secretario, fue una materia estudiada y muy prevenida de antemano, como que el Procurador General de ciudad le siguió con la misma arenga, lisonjeando la facultad del pueblo para proceder por sí a la instalación de la Junta [8]. No sé ni encuentro principio en la sana jurisprudencia para que algún jefe que ha entrado a mandar al reino por el orden sucesivo que previenen las Reales órdenes de su monarca, pueda abdicar el mando en el pueblo aún legítimamente congregado, ni que éste esté autorizado a recibirle, y disponer de él arbitrariamente en la instalación de un gobierno que desconocen nuestras leyes.

Habló sobre el particular el señor don Manuel Manso, Administrador General de Reales derechos y apenas manifestó la oposición al sistema de la Junta, cuando el clamor universal de erigirle le hace callar y después de sufrir descomedidas expresiones tuvo que salir de la sala. Habló en seguida el Maestro de Campo don Santos Izquierdo del Orden de Montera, oponiéndose también a la referida Junta y le sucedió poco menos, y tuvo que callar inmediatamente. Con estos dos ejemplares no hubo hombre que se atreviera a hablar más, temeroso de igual insulto y la mocería prevenida por la facción dominante, entró a decidir arbitrariamente en el congreso. Clamaron por Presidente al señor Conde de la Conquista y quedó hecho, como también por igual aclamación los siguientes: el Ilustrísimo señor Obispo de Vice Presidente, don Fernando Márquez de la Plata, primer vocal, segundo, el Doctor don Juan Martínez de Rozas, tercero don Ignacio de la Carrera.

A pesar de que la convención había sido de que el Tribunal de la Junta se compusiera de sólo 5 personas, con todo clamó el Congreso se aumentaran dos vocales más, y entre los varios sujetos que se propusieron salieron electos, el Señor Coronel Reina, con 99 votos, y don Juan Enrique Rosales con 89. Se estimularon a la elección del caballero Reina, llevados de sus conocimientos militares y de la necesidad que había en el mismo Tribunal de un jefe de esta naturaleza para los casos de necesidad y defensa. Concluida la elección se publicó con repique general que se tenía prevenido. Inmediatamente juraron su cargo y se recibieron. Sólo al caballero Reina se tuvo que esperar a causa de su corta indisposición. A poco rato llegó y a pesar de mil renuncias, de la gratitud del Congreso y de la insuficiencia para el cargo, tuvo que recibirse y hacer juramento, sorprendido y casi por violencia

Tags:   edificio de la bibliotena nacional santiago chile

N 1 B 1.7K C 2 E Jul 29, 2012 F Jul 29, 2012
  • DESCRIPTION
  • COMMENT
  • O
  • L
  • M

.El fotografo se ubicó sobre el Cuartel San Pablo.
En 1933 a la separación de Carabineros y el Servicio de Investigaciones, el cuadrante fue dividido en tres partes. Hacia Balmaceda entregado a Gendarmería para ser destinado a la Cárcel Pública y tribunales de justicia. El sector de General Mackenna entregado a la Dirección General del Investigaciones, Identificación y Pasaportes y el sector de San Pablo a Carabineros. En 1934, se derribaron las antiguas construcciones de adobe de los viejos cuarteles policiales y se construyeron en General Mackenna, dos edificios gemelos, uno ocupado como Cuartel General de Investigaciones y el otro, al Servicio de Registro Civil, Identificación y Pasaportes, ambos terminados de construir en 1936.

N 2 B 3.5K C 3 E Jul 29, 2012 F Jul 29, 2012
  • DESCRIPTION
  • COMMENT
  • O
  • L
  • M

en esta epoca se le han caido los baluartes, pero es el mismo cuartel. Fue conocida tambien como plazuela Ecuador, ahora ha pasado por malos tiempos y es casi el antejardin de un edificio.

En 1933 a la separación de Carabineros y el Servicio de Investigaciones, el cuadrante fue dividido en tres partes. Hacia Balmaceda entregado a Gendarmería para ser destinado a la Cárcel Pública y tribunales de justicia. El sector de General Mackenna entregado a la Dirección General del Investigaciones, Identificación y Pasaportes y el sector de San Pablo a Carabineros. En 1934, se derribaron las antiguas construcciones de adobe de los viejos cuarteles policiales y se construyeron en General Mackenna, dos edificios gemelos, uno ocupado como Cuartel General de Investigaciones y el otro, al Servicio de Registro Civil, Identificación y Pasaportes, ambos terminados de construir en 1936.


50%