22 de marzo de 1817, en los primeros días de la administración como Director Supremo Bernardo O'Higgins, decreta la abolición de los títulos de nobleza y la destrucción de los escudos de armas de las fachadas de las casas e insignias en el plazo de 8 días, siendo este hecho uno de los principales pilares fundacionales de nuestra patria.. Si te fijas bien a este pórtico, que aun existe, se le ha retirado el escudo de casona colonial perteneciente al 5° Conde de Villaseñor, José de Recabarren y Pardo de Figueroa, quien fue alcalde de la ciudad de La Serena en 1791 entre otros cargos .
Este aristócrata criollo estaba emparentado con los Marqueses de San Lorenzo del Valleumbroso. Su tío abuelo, Juan de Acuña y Bejarano, I Marqués de Casa Fuerte fue Virrey de Nueva España.
Recibió el 17 de abril de 1778 el título de V Conde de Villaseñor por muerte de Felipe de Zabala y Vozmediana.
Se instala en La Serena, en esa ciudad es Teniente Coronel de sus Milicias en 1781, Coronel en 1783 y alcalde en 1791.
La aristocracia chilena, tuvo particular importancia durante la Conquista y la Colonia, desde el momento en que parte del actual territorio nacional, estuvo bajo la administración de la monarquía Española, que reguló las formas de nobleza en nuestra nación.
Durante la Colonia, fueron creados una serie de títulos nobiliarios españoles llamados Títulos de Castilla a chilenos, constituyendo así a la nobleza criolla. Además de los Títulos de Castilla, se consideraron parte de la nobleza criolla otros títulos otorgados bajo legislaciones vinculadas a la monarquía española. Tal es el caso de los títulos del Reino de las Dos Sicilias, como el marquesado García del Postigo o el de Torreblanca, entre otros.
El decreto decía, "Si en toda sociedad, debe el individuo distinguirse solamente por su virtud y su mérito, en una República es intolerable el uso de aquellos jeroglíficos que anuncian la nobleza de los antepasados, nobleza muchas veces conferida en retribución de servicios que abaten a la especie humana... Por tanto, agregaba, ordeno y mando que en el término de ocho días se quiten de todas las puertas de calle los escudos, armas e insignias de nobleza con que los tiranos compensaban las injurias reales que ingerían a sus vasallos".
Al ser Chile una república democrática, en estricto rigor el uso oficial por chilenos y habitantes del país dentro del territorio nacional de tales títulos, se presenta como una rebeldía a la legislación chilena y al decreto que Bernardo O'Higgins, dicto en la época.
Meses después, el 15 de septiembre de 1817, se firma la Declaración del Gobierno de Chile, ratificando la abolición de los títulos nobiliarios en nuestra nación.
La vivienda del Conde José de Recabarren se ubicaba en el mismo lugar donde hoy se emplaza el Museo Arqueológico de La Serena. De la antigua vivienda sólo se conserva el portal de piedra que ostentaba el escudo de armas de la familia, el cual fue rescatado del deterioro e instalado en el museo construido durante el Plan Serena.
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En 1796 Avilés ocupó el cargo de Reino de Chile o Capitán General (Gobernador) de Chile y Presidente de su Real Audiencia, reemplazando en el cargo a Ambrosio O'Higgins, quien había sido nombrado virrey del Perú.
Hijo de militar, se formó como capitán de caballería y en 1768 se trasladó a Chile para ejercer como oficial instructor, obteniendo el grado de coronel. En 1781 fue enviado a Lima para sofocar la insurrección de José Gabriel de Tupac Amaru y años después, tras el levantamiento de 1783, ordenó la ejecución de Diego Cristóbal Tupac Aamru.
Con anterioridad a su nombramiento como virrey de Perú el 21 de mayo de 1801, fue gobernador de Chile y virrey de Buenos Aires. Fue conocido popularmente como el "virrey devoto” debido a su gran atención por los asuntos religiosos.
Como virrey de Perú, fue la autoridad máxima para llevar a cabo la recaudación de los caudales que reclamaba el erario público en este territorio y la formación de la escuadra que debía transportarlos a la Península, tal y como aparece recogido en la correspondencia que mantiene con el ministro de Hacienda, Miguel Cayetano Soler, y el ministro de Marina, Domingo Pérez de Grandallana.
Durante su gobierno realizó diversas labores de gestión pública en Santiago de Chile relacionadas con la seguridad, limpieza, ornato, construcción, servicios públicos, y caridad: Adelantamiento de los tajamares del río Mapocho; empedrado de calles; instalación de alumbrado público por medio de faroles de vidrio colgados en pescantes de hierro ubicados en las principales cuadras; provisión de alojamientos para desvalidos (p.ej. Hospital San Juan de Dios). También en la capital, instauró el Tribunal del Consulado, el cual asumió las funciones de juez de las causas comerciales e industriales, siendo su primer síndico el abogado Manuel de Salas.
Recorrió otros lugares de Chile, donde también mandó ejecutar trabajos similares a los de la capital, como la construcción de varias iglesias.
En el siglo XVIII, el Hospital San Juan de Dios es renovado en su diseño, cuando el marqués Gabriel de Avilés construye la planta crucero.
En esta nueva parte del edificio se mezcla tecnología y orientación religiosa, ya que esta construcción arquitectónica es una gran cruz, creada por sus pabellones que ocuparán un lugar central del hospital.
Ahí se ubicó el Cristo de los Agonizantes, una figura de madera de más de 2 mtrs. de altura, la que tenía como objetivo alentar a los pacientes, pero a la vez tenía la función de adoctrinarlos en la fe cristiana.
El marqués de Avilés es un administrador colonial que quiere incentivar la ciencia al servicio de la autoridad política. Esta forma de pensar es un ejemplo concreto de una nueva mentalidad en los estertores de la colonia.
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Ambrosio O--Higgins se preocupó mucho de proteger a Isabel, lo que quedó demostrado con el hecho de que -a pesar de la costumbre de la época de bautizar a los hijos naturales con el apellido de la madre- se le pusiera el suyo, de modo que en cualquier tiempo pudiera constar que el niño era su hijo (1783).
Sólo se dejó constancia de que su padre era Higinz y su madre una "señora principal del obispado de Concepción". Al mismo tiempo, la familia de la joven tuvo especial atención en ocultar que ella había sido madre soltera.
El prometido matrimonio nunca se efectuó, pero Ambrosio reconoció al pequeño y siempre se preocupó, a la distancia, de su educación.
El hecho de que Ambrosio no se casara con Isabel podría explicarse por el interés del oficial irlandés en proteger su promisoria carrera administrativa, ya que en esa época las leyes españolas prohibían a los funcionarios públicos contraer matrimonio con mujeres criollas de los territorios bajo el dominio del Imperio. Esto sólo era posible con la previa autorización del Rey y no hay constancia de que Ambrosio O'Higgins hubiera solicitado tal permiso.
O'Higgins abandona el cargo de Gobernador en 1796, año en que es nombrado Virrey del Perú. Ocupa este cargo hasta 1800. Los méritos de Ambrosio O'Higgins son ampliamente reconocidos por la corona española. El rey Carlos IV le otorga los títulos de Barón de Ballenary (1795) y Marqués de Osorno (1796). Muere el 18 de marzo de 1801, a la edad de 80 años.
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El proceso de señorialización impulsado por los colonizadores motivó la reacción del poder monárquico, que en 1535 creó el primero de los cuatro virreinatos en los que se dividirían los territorios americanos.
Pedro Díaz fue un pintor peruano del siglo XIX.
Contemporáneo de José Gil de Castro. Recibió importantes encargos para la corte del Virreinato del Perú, como por ejemplo el retrato del Virrey Fernando de Abascal y el de Ambrosio O'Higgins que aqui vemos, en 1804 el retrato del Virrey José Gabriel de Avilés.
Entre sus obras se distinguen "Santa Cecilia", "David tocando el arpa", "La Crucifixión con San Francisco y Santo Domingo", "San Francisco Solano y Santa Rosa con el niño", todas demuestran el carácter religioso de su temática. El tratamiento del detalle recibe especial atención por parte del artista, ejemplos que se pueden ver en los elementos que integran el fondo de sus cuadros.
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Pasó a América cuando en 1755 fue nombrado Gobernador y Presidente de la Audiencia de Chile. Recorrió todo el país y mandó construir varias fortificaciones en la costa y en la frontera mapuche (por ejemplo, Santa Bárbara) y fundó poblaciones junto a ellas como Talcamávida, Hualqui y Nacimiento. Convocó parlamentos con los mapuches, primero en el Salto del Laja (1758) y después en Santiago (febrero de 1760), con el fin de garantizar la seguridad de las comunicaciones entre Concepción y Chiloé, pero finalmente sólo consiguió un acuerdo parcial.
En Santiago emprendió importantes obras públicas y tareas administrativas, como la prolongación de los tajamares del río Mapocho, un mercado en la Plaza de Armas, la reestructuración de la Real Universidad de San Felipe (1757), y la organización, el 12 de octubre de 1758, del primer cuerpo de policía chileno, el cual se llamó "Dragones de la Reina", denominación que mantuvo hasta 1812 cuando pasó a llamarse "Dragones de Chile". Pidió que se le hiciera un Juicio de Residencia, del cual salió favorecido.
En 1754, fue nombrado Gobernador de Chile, cargo del que tomó posesión en 1755 y que ejerció hasta 1761, cuando fue promovido a Virrey del Perú (1761-1766). Habiendo terminado su período, Amat se trasladó a Barcelona, donde murió en 1790, sin dejar descendencia, salvo el hijo que nos señala mas adelante el amigo Luis..
Luego de hacerse cargo de la gobernación de Chile y de realizar varias tareas administrativas en la Zona Central del país, Amat realizó una visita inspectiva a la frontera de Arauco, celebrando un parlamento con los indígenas en el Salto del Laja. La finalidad de esta iniciativa era implementar un sistema de comunicaciones terrestres entre Concepción y Chiloé, lo que implicaba pasar por distintos territorios ocupados por comunidades indígenas.
En Concepción, algunos caciques se comprometieron -aunque sus palabras dejaron algunas dudas en el ánimo del Gobernador-, a colaborar en el proyecto, que contemplaba el desplazamiento simultáneo de dos expediciones, una desde Concepción y la otra desde Chiloé, las que recabarían informaciones geográficas en terreno.
Sin embargo, la columna que había partido de Concepción fue atacada y debió replegarse a Valdivia. Este hecho hizo fracasar la iniciativa (1759) y para tranquilizar los ánimos, Amat convocó a otro parlamento, que esta vez se realizó en la misma capital del Reino (febrero de 1760). Acudieron alrededor de 30 caciques, cuya presencia causó gran impresión entre los vecinos debido a sus coloridos atuendos y a la comitiva que les acompañaba. La reunión tuvo un éxito relativo, pues los jefes indígenas lograron que varios grupos mapuches, pero no la totalidad, depusieran las armas.
En Santiago, decidió prolongar los tajamares del río Mapocho y, procurando el hermoseamiento de la ciudad, suprimió los puestos que algunos comerciantes tenían en la Plaza de Armas.
Una de sus más grandes atenciones fue la mantención del orden público y de la seguridad ciudadana, amenazadas por el accionar de los delincuentes que cometían tropelías de todo tipo y que contaban, tal vez sin quererlo, con la colaboración inconciente de los ciudadanos.
Por ejemplo, en 1758, cuando se preparaba la ejecución de varios delincuentes en la plaza pública, uno de ellos, llamado Pascual de Castro, logró fugarse. Fue auxiliado por varios frailes dominicos que lo trasladaron hasta la iglesia Catedral, recinto donde de acuerdo a las leyes, gozaría del derecho de asilo sin que las autoridades pudieran sacarlo por la fuerza.
En septiembre del mismo año, un numeroso grupo de reclusos se amotinó en la cárcel de Santiago. Al enterarse de los hechos, Amat decidió concurrir personalmente al lugar y fue recibido con piedras, por lo que tuvo que reunir a las tropas y entrar al lugar por la fuerza.
Situaciones como estas, y la proliferación de todo tipo de hechos delictuales, llevaron al Gobernador a establecer la compañía de Dragones de la Reina dedicada a perseguir y detener a los malhechores, contra quienes procedió drásticamente, aplicándoles todo el rigor de la ley.
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