El asentamiento de Villavieja sobresale por su imponente recinto amurallado. Esta estructura arquitectónica, discurre por un perímetro de cerca de 300 m. Si bien, se encuentra semienterrada. La muralla se ve reforzada al exterior por una serie de torreones o bastiones adosados. Existen de dos tipos según su tamaño, pequeños bastiones semicirculares de 3 m. de diámetro y grandes torreones igualmente semicirculares de 5 m. de diámetro. Se sitúa la primera ocupación durante la primera mitad del III milenio a.C., en el pleno desarrollo de la Edad del Cobre en las tierras medias del río Genil. A partir de entonces se desarrolla la ocupación de este enclave, concluyendo con el abandono del mismo hacia finales del III milenio a.C., en un momento paralelo al desarrollo del Bronce antiguo en el Sureste peninsular. La muralla de Villavieja, se fecha con una antigüedad de al menos 4500 años. Un elemento singular de este conjunto arqueológico es la existencia de un camino tallado en la roca, que conecta la plataforma rocosa de Villavieja con la base de los Tajos. Este paso está situado en la zona más elevada de los tajos, al interior de la muralla y permite una comunicación con una serie de viviendas medievales existentes en las cuevas enclavadas en la base del farallón rocoso, fue utilizado durante la Edad Media, debido a que ciertos tramos de su recorrido presentan muros realizados con argamasa de cal, similar a las destacables viviendas-cueva con las que se debe relacionar Existe toda una serie de restos de construcciones medievales ubicadas al pie del acantilado rocoso. Son viviendas-cueva con estructuras arquitectónicas adaptadas a ellas, incluyendo algún aljibe para almacenamiento de agua.
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