La Zona de los Dólmenes de Antequera está formada por los dólmenes que le dan el nombre: Menga, Viera y Romeral.
La primera particularidad de esta necrópolis megalítica es que los tres sepulcros que la integran conservan el túmulo original. La segunda gran característica es que entre sí, cada uno de ellos, presenta claras diferencias técnicas y formales, lo que obliga a una descripción de forma individualizada.
El dolmen de Menga es una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la prehistoria europea. Su grandiosidad radica precisamente en su carácter arquitectónico, en la creación de un espacio interno realmente asombroso que difícilmente encuentra parangón en otros casos del megalitismo europeo. A esta circunstancia se añade la magnitud de las losas empleadas en su construcción y el túmulo que, con un diámetro de 50 metros, cubre con 3.000 metros cúbicos de tierra y rocas toda la construcción. Para levantar Menga se aprovechó un ligero promontorio o amesetamiento en el que se realizó, sobre la roca virgen, una fosa ancha y alargada que ya tendría las dimensiones de lo que después sería el propio sepulcro y en cuyo interior se irían colocando, verticalmente, los ortostatos; sobre ellos, y con posterioridad, se colocarían las descomunales losas de cobija y los tres pilares interiores.
Formalmente, se pueden distinguir en el sepulcro de Menga tres zonas: Un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria. La diferencia entre corredor y cámara está muy poco marcada pero, se considera como un "sepulcro megalítico de corredor", aunque parece en transición a otras formas conocidas como "sepulcros de galería". La longitud total del conjunto alcanza los 27,5 m. El atrio, propiamente, es una parte más del corredor pero, al tener forma trapezoidal y con la base más ancha mirando hacia el exterior, recuerda a una especie de soportal o "recibidor". Es posible que, parcial o totalmente, estuviera sin cubrir. En Menga, se conservan de él, restos de varios ortostatos desmochados a cada lado de la entrada. Por su parte, el corredor es relativamente corto y estaría compuesto sólo por tres ortostatos a izquierda y derecha, cubiertos con una sola losa o cobija.
Por otro lado, un ligero estrangulamiento que, sólo queda marcado por la distinta orientación de los dos primeros ortostatos que la configuran, marca el paso hacia la gran cámara funeraria. Esta supone casi tres cuartas partes del edificio conservado, con planta alargada y tendencia oval, está compuesta por siete ortostatos en cada lateral y una gran losa que configura, al fondo, la cabecera del sepulcro. Estos ortostatos pueden alcanzar hasta 4,7 metros de altura, incluido el metro aproximado que queda introducido en la zanja de cimentación, y tienen un grosor en torno al metro y medio. En lo alto, el espacio se cierra con cuatro descomunales losas de cubierta.
La altura general del sepulcro va aumentando desde los 2,7 m. de la entrada hasta los 3,5 m. de la cabecera; mientras que su anchura máxima alcanza los 6 m. Tres grandes pilares se alinean a lo largo del eje longitudinal de la cámara, coincidiendo con la unión de las cuatro losas de cubierta. La ubicación estratégica que hace descansar en cada pilar dos losas de cubierta, anima a pensar que se trata de un recurso constructivo orientado a consolidar la estructura y evitar derrumbes.
El dolmen de Viera, también está construido parcialmente en una elevación suave del terreno. En tal elevación o promontorio natural, se practicó, longitudinalmente, una zanja en cuyo interior se fueron colocando, verticalmente, los ortostatos. Sobre la parte superior de dichos ortostatos descansan las lajas de cubierta y todo el conjunto se cubre con un túmulo que alcanza los cincuenta metros de diámetro. La forma definitiva de la planta permite clasificarlo dentro del tipo "sepulcro megalítico de corredor". Así, presenta un largo pasillo de diecinueve metros de longitud segmentado en dos tramos por una puerta, con una cubierta configurada por diez u once losas o cobijas. Desde dicho corredor se accede a una pequeña cámara o habitáculo cuadrangular de 1,6 m. de anchura y 2 de altura, configurado por cuatro losas verticales y la losa de cubierta.
En el dolmen del Romeral tiene dos ejemplos de cámaras realizadas con el recurso de la falsa cúpula.
En su construcción se empleó la mampostería como elemento principal de paredes y bóvedas (las lajas de piedra se reservaron sólo para las cubiertas y puertas). Su planta y distribución interior también ofrecen peculiaridades. Así, un largo corredor de 26 m. configurado por dos largos testeros con un manifiesto vuelo o inclinación, da acceso a través de una puerta muy elaborada, a una gran cámara funeraria. Se trata, sin duda, de uno de los mejores ejemplos de empleo de la técnica de falsa cúpula en la Prehistoria de la Península Ibérica.
La planta de la cámara es circular, con un diámetro en la base de 5,20 m. mientras que el vano superior, cerrado por una laja de piedra, es mucho menor, con tan sólo 2,20 m. de diámetro máximo. Esto supone que el vuelo de las paredes curvadas presenta una desviación, con respecto a la vertical, aproximadamente de 1,5 m. Mientras que la altura total de la cámara ronda los 4 m.
Desviado unos 10 grados con respecto al eje longitudinal del sepulcro, desde la gran cámara se abre un pequeño corredor o pasillo, de construcción similar a la del gran corredor, que da acceso a una segunda cámara. Ésta, aunque está también construida con la misma técnica de aproximación de hiladas, es considerablemente más pequeña que la anterior. Tiene sólo 2,34 m. de diámetro y su altura máxima es de 2,40 m.
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La Zona de los Dólmenes de Antequera está formada por los dólmenes que le dan el nombre: Menga, Viera y Romeral.
La primera particularidad de esta necrópolis megalítica es que los tres sepulcros que la integran conservan el túmulo original. La segunda gran característica es que entre sí, cada uno de ellos, presenta claras diferencias técnicas y formales, lo que obliga a una descripción de forma individualizada.
El dolmen de Menga es una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la prehistoria europea. Su grandiosidad radica precisamente en su carácter arquitectónico, en la creación de un espacio interno realmente asombroso que difícilmente encuentra parangón en otros casos del megalitismo europeo. A esta circunstancia se añade la magnitud de las losas empleadas en su construcción y el túmulo que, con un diámetro de 50 metros, cubre con 3.000 metros cúbicos de tierra y rocas toda la construcción. Para levantar Menga se aprovechó un ligero promontorio o amesetamiento en el que se realizó, sobre la roca virgen, una fosa ancha y alargada que ya tendría las dimensiones de lo que después sería el propio sepulcro y en cuyo interior se irían colocando, verticalmente, los ortostatos; sobre ellos, y con posterioridad, se colocarían las descomunales losas de cobija y los tres pilares interiores.
Formalmente, se pueden distinguir en el sepulcro de Menga tres zonas: Un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria. La diferencia entre corredor y cámara está muy poco marcada pero, se considera como un "sepulcro megalítico de corredor", aunque parece en transición a otras formas conocidas como "sepulcros de galería". La longitud total del conjunto alcanza los 27,5 m. El atrio, propiamente, es una parte más del corredor pero, al tener forma trapezoidal y con la base más ancha mirando hacia el exterior, recuerda a una especie de soportal o "recibidor". Es posible que, parcial o totalmente, estuviera sin cubrir. En Menga, se conservan de él, restos de varios ortostatos desmochados a cada lado de la entrada. Por su parte, el corredor es relativamente corto y estaría compuesto sólo por tres ortostatos a izquierda y derecha, cubiertos con una sola losa o cobija.
Por otro lado, un ligero estrangulamiento que, sólo queda marcado por la distinta orientación de los dos primeros ortostatos que la configuran, marca el paso hacia la gran cámara funeraria. Esta supone casi tres cuartas partes del edificio conservado, con planta alargada y tendencia oval, está compuesta por siete ortostatos en cada lateral y una gran losa que configura, al fondo, la cabecera del sepulcro. Estos ortostatos pueden alcanzar hasta 4,7 metros de altura, incluido el metro aproximado que queda introducido en la zanja de cimentación, y tienen un grosor en torno al metro y medio. En lo alto, el espacio se cierra con cuatro descomunales losas de cubierta.
La altura general del sepulcro va aumentando desde los 2,7 m. de la entrada hasta los 3,5 m. de la cabecera; mientras que su anchura máxima alcanza los 6 m. Tres grandes pilares se alinean a lo largo del eje longitudinal de la cámara, coincidiendo con la unión de las cuatro losas de cubierta. La ubicación estratégica que hace descansar en cada pilar dos losas de cubierta, anima a pensar que se trata de un recurso constructivo orientado a consolidar la estructura y evitar derrumbes.
El dolmen de Viera, también está construido parcialmente en una elevación suave del terreno. En tal elevación o promontorio natural, se practicó, longitudinalmente, una zanja en cuyo interior se fueron colocando, verticalmente, los ortostatos. Sobre la parte superior de dichos ortostatos descansan las lajas de cubierta y todo el conjunto se cubre con un túmulo que alcanza los cincuenta metros de diámetro. La forma definitiva de la planta permite clasificarlo dentro del tipo "sepulcro megalítico de corredor". Así, presenta un largo pasillo de diecinueve metros de longitud segmentado en dos tramos por una puerta, con una cubierta configurada por diez u once losas o cobijas. Desde dicho corredor se accede a una pequeña cámara o habitáculo cuadrangular de 1,6 m. de anchura y 2 de altura, configurado por cuatro losas verticales y la losa de cubierta.
En el dolmen del Romeral tiene dos ejemplos de cámaras realizadas con el recurso de la falsa cúpula.
En su construcción se empleó la mampostería como elemento principal de paredes y bóvedas (las lajas de piedra se reservaron sólo para las cubiertas y puertas). Su planta y distribución interior también ofrecen peculiaridades. Así, un largo corredor de 26 m. configurado por dos largos testeros con un manifiesto vuelo o inclinación, da acceso a través de una puerta muy elaborada, a una gran cámara funeraria. Se trata, sin duda, de uno de los mejores ejemplos de empleo de la técnica de falsa cúpula en la Prehistoria de la Península Ibérica.
La planta de la cámara es circular, con un diámetro en la base de 5,20 m. mientras que el vano superior, cerrado por una laja de piedra, es mucho menor, con tan sólo 2,20 m. de diámetro máximo. Esto supone que el vuelo de las paredes curvadas presenta una desviación, con respecto a la vertical, aproximadamente de 1,5 m. Mientras que la altura total de la cámara ronda los 4 m.
Desviado unos 10 grados con respecto al eje longitudinal del sepulcro, desde la gran cámara se abre un pequeño corredor o pasillo, de construcción similar a la del gran corredor, que da acceso a una segunda cámara. Ésta, aunque está también construida con la misma técnica de aproximación de hiladas, es considerablemente más pequeña que la anterior. Tiene sólo 2,34 m. de diámetro y su altura máxima es de 2,40 m.
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La Zona de los Dólmenes de Antequera está formada por los dólmenes que le dan el nombre: Menga, Viera y Romeral.
La primera particularidad de esta necrópolis megalítica es que los tres sepulcros que la integran conservan el túmulo original. La segunda gran característica es que entre sí, cada uno de ellos, presenta claras diferencias técnicas y formales, lo que obliga a una descripción de forma individualizada.
El dolmen de Menga es una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la prehistoria europea. Su grandiosidad radica precisamente en su carácter arquitectónico, en la creación de un espacio interno realmente asombroso que difícilmente encuentra parangón en otros casos del megalitismo europeo. A esta circunstancia se añade la magnitud de las losas empleadas en su construcción y el túmulo que, con un diámetro de 50 metros, cubre con 3.000 metros cúbicos de tierra y rocas toda la construcción. Para levantar Menga se aprovechó un ligero promontorio o amesetamiento en el que se realizó, sobre la roca virgen, una fosa ancha y alargada que ya tendría las dimensiones de lo que después sería el propio sepulcro y en cuyo interior se irían colocando, verticalmente, los ortostatos; sobre ellos, y con posterioridad, se colocarían las descomunales losas de cobija y los tres pilares interiores.
Formalmente, se pueden distinguir en el sepulcro de Menga tres zonas: Un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria. La diferencia entre corredor y cámara está muy poco marcada pero, se considera como un "sepulcro megalítico de corredor", aunque parece en transición a otras formas conocidas como "sepulcros de galería". La longitud total del conjunto alcanza los 27,5 m. El atrio, propiamente, es una parte más del corredor pero, al tener forma trapezoidal y con la base más ancha mirando hacia el exterior, recuerda a una especie de soportal o "recibidor". Es posible que, parcial o totalmente, estuviera sin cubrir. En Menga, se conservan de él, restos de varios ortostatos desmochados a cada lado de la entrada. Por su parte, el corredor es relativamente corto y estaría compuesto sólo por tres ortostatos a izquierda y derecha, cubiertos con una sola losa o cobija.
Por otro lado, un ligero estrangulamiento que, sólo queda marcado por la distinta orientación de los dos primeros ortostatos que la configuran, marca el paso hacia la gran cámara funeraria. Esta supone casi tres cuartas partes del edificio conservado, con planta alargada y tendencia oval, está compuesta por siete ortostatos en cada lateral y una gran losa que configura, al fondo, la cabecera del sepulcro. Estos ortostatos pueden alcanzar hasta 4,7 metros de altura, incluido el metro aproximado que queda introducido en la zanja de cimentación, y tienen un grosor en torno al metro y medio. En lo alto, el espacio se cierra con cuatro descomunales losas de cubierta.
La altura general del sepulcro va aumentando desde los 2,7 m. de la entrada hasta los 3,5 m. de la cabecera; mientras que su anchura máxima alcanza los 6 m. Tres grandes pilares se alinean a lo largo del eje longitudinal de la cámara, coincidiendo con la unión de las cuatro losas de cubierta. La ubicación estratégica que hace descansar en cada pilar dos losas de cubierta, anima a pensar que se trata de un recurso constructivo orientado a consolidar la estructura y evitar derrumbes.
El dolmen de Viera, también está construido parcialmente en una elevación suave del terreno. En tal elevación o promontorio natural, se practicó, longitudinalmente, una zanja en cuyo interior se fueron colocando, verticalmente, los ortostatos. Sobre la parte superior de dichos ortostatos descansan las lajas de cubierta y todo el conjunto se cubre con un túmulo que alcanza los cincuenta metros de diámetro. La forma definitiva de la planta permite clasificarlo dentro del tipo "sepulcro megalítico de corredor". Así, presenta un largo pasillo de diecinueve metros de longitud segmentado en dos tramos por una puerta, con una cubierta configurada por diez u once losas o cobijas. Desde dicho corredor se accede a una pequeña cámara o habitáculo cuadrangular de 1,6 m. de anchura y 2 de altura, configurado por cuatro losas verticales y la losa de cubierta.
En el dolmen del Romeral tiene dos ejemplos de cámaras realizadas con el recurso de la falsa cúpula.
En su construcción se empleó la mampostería como elemento principal de paredes y bóvedas (las lajas de piedra se reservaron sólo para las cubiertas y puertas). Su planta y distribución interior también ofrecen peculiaridades. Así, un largo corredor de 26 m. configurado por dos largos testeros con un manifiesto vuelo o inclinación, da acceso a través de una puerta muy elaborada, a una gran cámara funeraria. Se trata, sin duda, de uno de los mejores ejemplos de empleo de la técnica de falsa cúpula en la Prehistoria de la Península Ibérica.
La planta de la cámara es circular, con un diámetro en la base de 5,20 m. mientras que el vano superior, cerrado por una laja de piedra, es mucho menor, con tan sólo 2,20 m. de diámetro máximo. Esto supone que el vuelo de las paredes curvadas presenta una desviación, con respecto a la vertical, aproximadamente de 1,5 m. Mientras que la altura total de la cámara ronda los 4 m.
Desviado unos 10 grados con respecto al eje longitudinal del sepulcro, desde la gran cámara se abre un pequeño corredor o pasillo, de construcción similar a la del gran corredor, que da acceso a una segunda cámara. Ésta, aunque está también construida con la misma técnica de aproximación de hiladas, es considerablemente más pequeña que la anterior. Tiene sólo 2,34 m. de diámetro y su altura máxima es de 2,40 m.
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La Zona de los Dólmenes de Antequera está formada por los dólmenes que le dan el nombre: Menga, Viera y Romeral.
La primera particularidad de esta necrópolis megalítica es que los tres sepulcros que la integran conservan el túmulo original. La segunda gran característica es que entre sí, cada uno de ellos, presenta claras diferencias técnicas y formales, lo que obliga a una descripción de forma individualizada.
El dolmen de Menga es una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la prehistoria europea. Su grandiosidad radica precisamente en su carácter arquitectónico, en la creación de un espacio interno realmente asombroso que difícilmente encuentra parangón en otros casos del megalitismo europeo. A esta circunstancia se añade la magnitud de las losas empleadas en su construcción y el túmulo que, con un diámetro de 50 metros, cubre con 3.000 metros cúbicos de tierra y rocas toda la construcción. Para levantar Menga se aprovechó un ligero promontorio o amesetamiento en el que se realizó, sobre la roca virgen, una fosa ancha y alargada que ya tendría las dimensiones de lo que después sería el propio sepulcro y en cuyo interior se irían colocando, verticalmente, los ortostatos; sobre ellos, y con posterioridad, se colocarían las descomunales losas de cobija y los tres pilares interiores.
Formalmente, se pueden distinguir en el sepulcro de Menga tres zonas: Un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria. La diferencia entre corredor y cámara está muy poco marcada pero, se considera como un "sepulcro megalítico de corredor", aunque parece en transición a otras formas conocidas como "sepulcros de galería". La longitud total del conjunto alcanza los 27,5 m. El atrio, propiamente, es una parte más del corredor pero, al tener forma trapezoidal y con la base más ancha mirando hacia el exterior, recuerda a una especie de soportal o "recibidor". Es posible que, parcial o totalmente, estuviera sin cubrir. En Menga, se conservan de él, restos de varios ortostatos desmochados a cada lado de la entrada. Por su parte, el corredor es relativamente corto y estaría compuesto sólo por tres ortostatos a izquierda y derecha, cubiertos con una sola losa o cobija.
Por otro lado, un ligero estrangulamiento que, sólo queda marcado por la distinta orientación de los dos primeros ortostatos que la configuran, marca el paso hacia la gran cámara funeraria. Esta supone casi tres cuartas partes del edificio conservado, con planta alargada y tendencia oval, está compuesta por siete ortostatos en cada lateral y una gran losa que configura, al fondo, la cabecera del sepulcro. Estos ortostatos pueden alcanzar hasta 4,7 metros de altura, incluido el metro aproximado que queda introducido en la zanja de cimentación, y tienen un grosor en torno al metro y medio. En lo alto, el espacio se cierra con cuatro descomunales losas de cubierta.
La altura general del sepulcro va aumentando desde los 2,7 m. de la entrada hasta los 3,5 m. de la cabecera; mientras que su anchura máxima alcanza los 6 m. Tres grandes pilares se alinean a lo largo del eje longitudinal de la cámara, coincidiendo con la unión de las cuatro losas de cubierta. La ubicación estratégica que hace descansar en cada pilar dos losas de cubierta, anima a pensar que se trata de un recurso constructivo orientado a consolidar la estructura y evitar derrumbes.
El dolmen de Viera, también está construido parcialmente en una elevación suave del terreno. En tal elevación o promontorio natural, se practicó, longitudinalmente, una zanja en cuyo interior se fueron colocando, verticalmente, los ortostatos. Sobre la parte superior de dichos ortostatos descansan las lajas de cubierta y todo el conjunto se cubre con un túmulo que alcanza los cincuenta metros de diámetro. La forma definitiva de la planta permite clasificarlo dentro del tipo "sepulcro megalítico de corredor". Así, presenta un largo pasillo de diecinueve metros de longitud segmentado en dos tramos por una puerta, con una cubierta configurada por diez u once losas o cobijas. Desde dicho corredor se accede a una pequeña cámara o habitáculo cuadrangular de 1,6 m. de anchura y 2 de altura, configurado por cuatro losas verticales y la losa de cubierta.
En el dolmen del Romeral tiene dos ejemplos de cámaras realizadas con el recurso de la falsa cúpula.
En su construcción se empleó la mampostería como elemento principal de paredes y bóvedas (las lajas de piedra se reservaron sólo para las cubiertas y puertas). Su planta y distribución interior también ofrecen peculiaridades. Así, un largo corredor de 26 m. configurado por dos largos testeros con un manifiesto vuelo o inclinación, da acceso a través de una puerta muy elaborada, a una gran cámara funeraria. Se trata, sin duda, de uno de los mejores ejemplos de empleo de la técnica de falsa cúpula en la Prehistoria de la Península Ibérica.
La planta de la cámara es circular, con un diámetro en la base de 5,20 m. mientras que el vano superior, cerrado por una laja de piedra, es mucho menor, con tan sólo 2,20 m. de diámetro máximo. Esto supone que el vuelo de las paredes curvadas presenta una desviación, con respecto a la vertical, aproximadamente de 1,5 m. Mientras que la altura total de la cámara ronda los 4 m.
Desviado unos 10 grados con respecto al eje longitudinal del sepulcro, desde la gran cámara se abre un pequeño corredor o pasillo, de construcción similar a la del gran corredor, que da acceso a una segunda cámara. Ésta, aunque está también construida con la misma técnica de aproximación de hiladas, es considerablemente más pequeña que la anterior. Tiene sólo 2,34 m. de diámetro y su altura máxima es de 2,40 m.
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La primera particularidad de esta necrópolis megalítica es que los tres sepulcros que la integran conservan el túmulo original. La segunda gran característica es que entre sí, cada uno de ellos, presenta claras diferencias técnicas y formales, lo que obliga a una descripción de forma individualizada.
El dolmen de Menga es una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la prehistoria europea. Su grandiosidad radica precisamente en su carácter arquitectónico, en la creación de un espacio interno realmente asombroso que difícilmente encuentra parangón en otros casos del megalitismo europeo. A esta circunstancia se añade la magnitud de las losas empleadas en su construcción y el túmulo que, con un diámetro de 50 metros, cubre con 3.000 metros cúbicos de tierra y rocas toda la construcción. Para levantar Menga se aprovechó un ligero promontorio o amesetamiento en el que se realizó, sobre la roca virgen, una fosa ancha y alargada que ya tendría las dimensiones de lo que después sería el propio sepulcro y en cuyo interior se irían colocando, verticalmente, los ortostatos; sobre ellos, y con posterioridad, se colocarían las descomunales losas de cobija y los tres pilares interiores.
Formalmente, se pueden distinguir en el sepulcro de Menga tres zonas: Un atrio, un corredor y una gran cámara funeraria. La diferencia entre corredor y cámara está muy poco marcada pero, se considera como un "sepulcro megalítico de corredor", aunque parece en transición a otras formas conocidas como "sepulcros de galería". La longitud total del conjunto alcanza los 27,5 m. El atrio, propiamente, es una parte más del corredor pero, al tener forma trapezoidal y con la base más ancha mirando hacia el exterior, recuerda a una especie de soportal o "recibidor". Es posible que, parcial o totalmente, estuviera sin cubrir. En Menga, se conservan de él, restos de varios ortostatos desmochados a cada lado de la entrada. Por su parte, el corredor es relativamente corto y estaría compuesto sólo por tres ortostatos a izquierda y derecha, cubiertos con una sola losa o cobija.
Por otro lado, un ligero estrangulamiento que, sólo queda marcado por la distinta orientación de los dos primeros ortostatos que la configuran, marca el paso hacia la gran cámara funeraria. Esta supone casi tres cuartas partes del edificio conservado, con planta alargada y tendencia oval, está compuesta por siete ortostatos en cada lateral y una gran losa que configura, al fondo, la cabecera del sepulcro. Estos ortostatos pueden alcanzar hasta 4,7 metros de altura, incluido el metro aproximado que queda introducido en la zanja de cimentación, y tienen un grosor en torno al metro y medio. En lo alto, el espacio se cierra con cuatro descomunales losas de cubierta.
La altura general del sepulcro va aumentando desde los 2,7 m. de la entrada hasta los 3,5 m. de la cabecera; mientras que su anchura máxima alcanza los 6 m. Tres grandes pilares se alinean a lo largo del eje longitudinal de la cámara, coincidiendo con la unión de las cuatro losas de cubierta. La ubicación estratégica que hace descansar en cada pilar dos losas de cubierta, anima a pensar que se trata de un recurso constructivo orientado a consolidar la estructura y evitar derrumbes.
El dolmen de Viera, también está construido parcialmente en una elevación suave del terreno. En tal elevación o promontorio natural, se practicó, longitudinalmente, una zanja en cuyo interior se fueron colocando, verticalmente, los ortostatos. Sobre la parte superior de dichos ortostatos descansan las lajas de cubierta y todo el conjunto se cubre con un túmulo que alcanza los cincuenta metros de diámetro. La forma definitiva de la planta permite clasificarlo dentro del tipo "sepulcro megalítico de corredor". Así, presenta un largo pasillo de diecinueve metros de longitud segmentado en dos tramos por una puerta, con una cubierta configurada por diez u once losas o cobijas. Desde dicho corredor se accede a una pequeña cámara o habitáculo cuadrangular de 1,6 m. de anchura y 2 de altura, configurado por cuatro losas verticales y la losa de cubierta.
En el dolmen del Romeral tiene dos ejemplos de cámaras realizadas con el recurso de la falsa cúpula.
En su construcción se empleó la mampostería como elemento principal de paredes y bóvedas (las lajas de piedra se reservaron sólo para las cubiertas y puertas). Su planta y distribución interior también ofrecen peculiaridades. Así, un largo corredor de 26 m. configurado por dos largos testeros con un manifiesto vuelo o inclinación, da acceso a través de una puerta muy elaborada, a una gran cámara funeraria. Se trata, sin duda, de uno de los mejores ejemplos de empleo de la técnica de falsa cúpula en la Prehistoria de la Península Ibérica.
La planta de la cámara es circular, con un diámetro en la base de 5,20 m. mientras que el vano superior, cerrado por una laja de piedra, es mucho menor, con tan sólo 2,20 m. de diámetro máximo. Esto supone que el vuelo de las paredes curvadas presenta una desviación, con respecto a la vertical, aproximadamente de 1,5 m. Mientras que la altura total de la cámara ronda los 4 m.
Desviado unos 10 grados con respecto al eje longitudinal del sepulcro, desde la gran cámara se abre un pequeño corredor o pasillo, de construcción similar a la del gran corredor, que da acceso a una segunda cámara. Ésta, aunque está también construida con la misma técnica de aproximación de hiladas, es considerablemente más pequeña que la anterior. Tiene sólo 2,34 m. de diámetro y su altura máxima es de 2,40 m.
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